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Perder a alguien —una persona, una etapa, un lugar— puede dejarnos en silencio. Y a veces, no sabemos cómo empezar a sanar. Las velas no son una solución, pero pueden ser una compañía silenciosa, un espacio, una luz donde antes hubo sombra.
Encender una vela durante un proceso de duelo es una forma de ritual íntimo: una pausa, un respiro, una conexión.
Puede simbolizar la memoria de quien ya no está, el deseo de seguir adelante, o simplemente permitirnos sentir sin explicar.
No necesitas decir nada. Solo encenderla.
Y dejar que la llama arda un poco por ti.
✨ Ritual sugerido: Escribe una carta corta a quien extrañas. Léele en voz baja mientras enciendes la vela. Quédate en silencio hasta que sientas que puedes soltar.