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Cuando pensamos en una vela, solemos fijarnos primero en su color. Los tonos pastel transmiten calma, los colores intensos dan energía y los oscuros generan un ambiente elegante o místico. Pero más allá de lo visual, el color de una vela también puede influir en cómo se quema.
Esto no significa que los colorantes sean “malos” o que siempre den problemas, sino que, como todo en la fabricación de velas, la clave está en el equilibrio. Aquí te cuento cómo funcionan los diferentes tipos de colorantes y qué efectos pueden tener en la combustión.
Colorantes líquidos
Son los más usados por su facilidad para mezclarse con la cera. Se incorporan rápidamente y permiten obtener tonos uniformes.
Ventajas:
Posibles efectos en la combustión:
Colorantes en polvo
Son más potentes y con poca cantidad logras un color muy intenso. Funcionan muy bien cuando quieres tonos vibrantes y llamativos.
Ventajas:
Posibles efectos en la combustión:
Pigmentos oscuros o muy concentrados
Cuando trabajas con tonos como negro, azul marino o rojo muy intenso, el impacto en la combustión suele ser mayor.
¿Por qué?
La regla de oro: equilibrio
El color le da personalidad a la vela, pero el exceso de pigmento puede arruinar su experiencia.
Tips para un buen balance:
El color transforma una vela en algo único, pero no se trata solo de estética: también afecta cómo quema, cuánto dura y qué experiencia ofrece. Usar colorantes de buena calidad y en cantidades equilibradas asegura que tu vela no solo se vea hermosa, sino que también se disfrute al encenderla.
En definitiva: menos es más. Un color bien trabajado vale mucho más que un pigmento recargado que arruine la combustión.